Prometeo (Segunda entrega)
...De nuevo entonces Prometeo se reveló como gran benefactor de los hombres, pues bajó a la fragua de Hefesto, donde el deforme dios fabricaba los rayos de Zeus junto con los cíclopes, y a escondidas se llevó unas cuantas brasas metidas en una caña hueca, donde se mantuvieron encendidas hasta que se las dio a los hombres.
Enterado Zeus de que los hombres tenían fuego para calentarse, comer la carne cocida y ahuyentar en las oscuras noches a las bestias salvajes, sintiendo que su venganza se había quedado en nada, castigó a Prometeo.
El titán fue llevado por Hefesto a una alta cima del Cáucaso y allí fue encadenado para siempre, mientras el águila de Zeus picoteaba dolorosamente su hígado, que por las noches volvía a crecer para ser nuevamente devorado al día siguiente...
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