El mito de Prometeo por entregas (Primera entrega)
Salvete, discipuli!
He decidido contar en el blog ese mito que un día llevé a clase, para refrescar vuestra memoria y para que sepáis algo más:
PROMETEO
En un pasado del que no quedan vestigios, en un tiempo que se pierde en la oscuridad de los siglos, en una tierra que todavía estaba anegada por una densa bruma, los olímpicos dioses se esforzaban por imponer un nuevo orden que rigiese el mundo. Entre tanto los hombres vivían en una suerte de confusión a merced del capricho de los poderosos dioses y a la espera de sus designios. Sin embargo, uno de los titanes, Prometeo, hijo de Jápeto y de la oceánide Asia,[2] se puso de su lado y decidió proteger a los hombres frente a la arbitrariedad de los dioses.
Un día Zeus, tras haber deliberado en olímpico consejo con el resto de los dioses, anunció a los hombres a través de Hermes, divino mensajero, que a partir de ese momento los hombres deberían honrar frecuentemente a los dioses mediante la realización de sacrificios.
En el primer sacrificio que se iba a realizar medió el inteligente Prometeo. Así pues Prometeo llevó hasta el claro de un bosque a un hermoso buey adornado con coloridas cintas y tras haberlo conducido mansamente hasta el altar sacrificial, tomó una daga de brillante hierro y ante la expectación de dioses y hombres lo degolló.
Tras ello, hechas súplicas y oraciones, Prometeo quedó encargado de dividir el buey justamente entre dioses y hombres. El astuto titán seccionó cuidadosamente a la víctima, escondiendo las vísceras y la suculenta carne en el vientre del buey, tapado con el pellejo, y colocando bajo la muy apreciada grasa los huesos.
Llegó entonces el momento en que dioses y hombres debían escoger su parte. Zeus, pensando en su intensísimo sabor, tomó el montón de la grasa, creyendo que se quedaba con la mejor parte, despreciando el pellejo del buey.
Al subir al Olimpo para compartir su manjar con los otros dioses en alegre banquete, Zeus se enfadó mucho al ver que en su parte no había carne y que bajo la grasa tan sólo había un montón de huesos. Sintiéndose engañado por los hombres decidió castigarlos, por lo que les privó del fuego...
[1] Prometeo significa “el que ve con anticipación”.
[2] De la unión del titán Jápeto y la oceánide Asia nacieron Prometeo, Atlas, Epimeteo y Menecio.
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