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Para los alumnos de Latín I y Latín II del nocturno

Del latín al castellano

 

 

El latín, en principio, era la lengua hablada en el Lacio. Roma, una de las ciudades de la zona, propagó su uso de forma paralela a la extensión de su dominio sobre los territorios itálicos primero y sobre todo el Mediterráneo después.

Mediante la imposición administrativa de la lengua en los territorios conquistados, pero también mediante la colonización de estos territorios y la disposición de puestos fijos del ejército romano, el latín llegó a convertirse en la lengua hablada por la población de todo el imperio, suplantando en muchas ocasiones a las lenguas anteriores o prerromanas, de manera total, como en las Galias, o de manera parcial, como en Hispania, donde sobrevivió la lengua de los vascones.

En Oriente el latín nunca pasó de ser la lengua administrativa oficial, prevaleciendo el griego, dada la conciencia de superioridad cultural de sus pobladores, ni tampoco en Britania, dominada tardíamente.

Tras la caída del imperio (476 d.C.) el latín se olvidó en algunos territorios, como en el Norte de África, donde fue suplantada por el árabe, o en Istria y Panonia, donde sufrió en empuje de las lenguas eslavas.

En las provincias en las que el latín continuó hablándose, éste evolucionó, dando lugar a las lenguas romances o románicas.

El aislamiento de algunas zonas, la pervivencia de lenguas prerromanas que sirvieron de sustrato, así como la propia evolución del latín, contribuyeron a la ramificación de éste en las diversas lenguas romances.

Además la conquista de los territorios no se hizo en una misma época, siendo diferente el latín en cada periodo.

 

Grupo Occidental

Grupo Oriental

 

Francés

Portugués

Gallego

Catalán

Fabla

Bable

Castellano

Corso

Provenzal

 

 

Italiano

Rumano

Dálmata (suplantado en el siglo XIX por lenguas eslavas)

Retorrománico.

 

No se puede fijar una fecha exacta para la formación de las lenguas romances. Generalmente se admite que entre los siglos VI y VIII d.C. empezaron a diferenciarse. En el siglo IX d.C. ya hay documentos que prueban la existencia de distintas lenguas derivadas del latín, rusticae, y con unos hablantes conscientes, que hablan romanice (› romance), frente a otros pueblos que hablan barbarice (es decir, lenguas no derivadas del latín). También se las llama lenguas románicas por Romanía, nombre con el que se designaba al conjunto de pueblos vinculados a la civilización romana cuando los pueblos bárbaros amenazaban los limes del Imperio.

 

En el siglo X d.C. se fecha el primer testimonio escrito del castellano, las Glosas Emilianenses y Silenses.

 

En esa evolución del latín al castellano las desinencias casuales se simplificaron y se volvieron insuficientes para expresar las relaciones sintácticas, por lo que cada vez se recurrió más al uso de preposiciones.

 

A esto se añaden los cambios fonéticos ocurridos ya en las últimas etapas del latín, lo que llevará a la perdida total del sistema casual, quedando el acusativo como caso único. Así la –m de acusativo singular desaparecerá muy pronto y la –s del acusativo plural quedará en castellano como morfema de plural.

Para empezar a estudiar los cambios producidos en el paso del latín al castellano hay que tener en cuenta los siguientes conceptos:

 

-                      Palabra Patrimonial: aquella palabra castellana de origen latino que ha experimentado en su evolución diversas transformaciones fonéticas y morfológicas regulares: populum › pueblo.

-                      Cultismo o semicultismo: palabras que han entrado en las lenguas romances en distintas épocas y han conservado su forma latina o sólo han sufrido ligeras modificaciones, por lo que se hallan más próximas a las palabras latinas de las que proceden: fabulam › fábula.

-                      Además una misma palabra latina puede originar en castellano un cultismo y una palabra patrimonial, esto recibe el nombre de doblete: calidus › caldo (palabra patrimonial)/ cálido (cultismo).

-                      Latinismos: vocablos o locuciones latinas tomadas directamente del latín sin modificación alguna (suelen acentuarse en castellano): et cétera, currículum vitae, verbi gratia, in memoriam.

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